London Blogging Night

¡Hola!


El relato con el que inauguramos esta aventura se tituló London Bloggin Night y es una historia de amistad con todos los ingredientes de una novela de intriga: una desaparición misteriosa, un personaje siniestro, pasiones, miedos e incertidumbres. Puedes encontrar los 47 capítulos en el archivo.


Ahora iniciamos una Isla de Relatos (casi perversa) donde intentaremos contar historias que os evadan un rato, a la vez que os provoquen. Queremos que paséis un tiempo, sea el que sea, pero que sea memorable.



Patricia & Isabel


jueves, 7 de agosto de 2014

Capítulo 37: El sabor de la traición

Llevaba meses en esa particular jaula de barrotes dorados pasando por los brazos de allanadores de propiedades privadas. El ritual de cortejo venía tamizado por el color del dinero cuyo montante concertaba la cita con mayor o menor urgencia. Salvo en mi última experiencia, con Pierre Dutroy, no solían repetirse los clientes. John Essol, marioneta conducida por la fría y controladora Ludmilla, me preparaba concienzudamente. Yo no fui coinsciente hasta tiempo después, cuando apenas podía prescindir de ellas, pero si era necesario, me administraba ciertas drogas para atenuar mi temple. Medía la dosis con precisión, para que no vomitara cuando esos cuerpos extraños me poseían, ni me privara del todo de mi conciencia. Nadie se percataba porque en ese instante todos esos "nadies" eran egoístas y soeces.
Con Pierre Dutroy, mi cliente número 7, no fue así. Desde el principio pidió que yo estuviera natural y fresca. Me despojaron de abalorios y presentaron sin maquillar excesivamente. Creo que les dio miedo perder el negocio alterando mi estado. Blindó mis servicios previo pago de una cantidad cinco veces mayor que la tarifa habitual. Los contrató durante las siguientes cuatro semanas. En la primera ya pensé que había vuelto a nacer. Estábamos disfrutando los últimos días de la cuarta cuando sentí esos bofetones que te dan la bienvenida a la vida y provocan el llanto:
- Estas van a ser nuestras últimas horas en Dubai, Eme.- Me dijo mientras cenábamos en la suite del hotel Armani, ante la fantástica vista sobre el Golfo. Los negocios me reclaman en Londres. Regreso en el primer vuelo de mañana.
Aquellas palabras cayeron sobre mí como una losa. Creo que hasta me encogí ligeramente. Mis ojos se clavaron en un punto indeterminado de Dubái y apenas sentí el latido de mi corazón. Iba a quedarme de nuevo sola, sobada por nuevas y asquerosas palmas, a merced de mis raptores y sometida a sus designios
- Ha sido un placer conocerte Eme. No tienes nada que ver con otras chicas con las que he estado. 

"¿Chicas con las que he estado?" Esto sí fue una gran bofetada para devolverme a la realidad. Tal y como lo dijo, me veía claramente como ese grupo de mujeres que se valen de su cuerpo para acceder a un mundo de glamour y diversión. Yo no era una chica de compañía!!! ¿Se había pensado que yo hacía esto voluntariamente? Cierto que con él no fingía como con otros, pero de ahí a pensar que prefería estar alejada de mi familia, de mis amigos, de Sabela, ...privada de mi libertad!!!! Sentí una rabia descomunal que hizo que me pusiera en pie para vomitarle todo lo que yo era en verdad.
Antes de que pudiera esgrimir palabra, llamaron a la puerta y John Essol entró como una exhalación casi sin esperar el permiso de Pierre quien, sorprendido, exclamó. ¡Qué oportuna visita! Quería verte para acabar de cerrar nuestros "asuntos" pendientes. Pensé que debía ser yo ese "asunto" aunque nada tuviera de "pendiente". Me dolió la frialdad con que se tomaba nuestra relación. Por unos días había olvidado el carácter transaccional que tenía. Lo detesté. Me pareció vulgar, indigno, desmerecedor. John asintió cómplice y ambos me dejaron en la suite, acompañada de esa especie de eunuco que tenían de vigilante.

En ese mismo instante, no muy lejos de allí, una mujer policía llamada Cristina Ruiz aterrizaba en el aeropuerto internacional de Dubái para encontrarse con su enlace en la zona de Oriente Medio. Tras sus años de experiencia conocía bien las dos velocidades que puede alcanzar una investigacion; la de la vía oficial y la de las rutas clandestinas. "Si tu viaje es de ida, coge el camino más seguro. Si también quieres volver, ve por el camino más corto", solía decir. Ella tenía 3 días para volver a Barcelona, el tiempo que su jefe le había dado de vacaciones tras su último éxito policial. Todavía no había informado a su superior del entramado que estaba investigando precisamente porque su viaje era de ida y vuelta y sabía que su camino rozaría los andenes de la legalidad.



Las pesquisas de la investigación le habían llevado hasta un complejo entramado de empresarios y galeristas que bajo supuestas compra-ventas de obras de arte realizaban exposiciones por todo el mundo para, en realidad, captar mujeres que intercambiar. El funcionamiento parecía sencillo: identificaban mujeres de un mismo perfil a las que embaucaban con prometedoras experiencias. Ellas sucumbían libremente por lo que no había coacción, ni intimidación. Tras un tiempo en el que se ganaban su confianza, empezaba la extorsión. Solían ser mujeres con carencias o necesidades de afecto que apenas distinguían el carácter alienante y dañino de esa dependencia. Se entregaban fácilmente a las primeras experiencias engañadas por una falso interés. Si en alguna ocasión había reticencia, los dos máximos profetas, Stephen Avery y John Essol recurrían a sustancias alucinógenas que acaban siendo imprescindibles.

La policía Ruiz bajó del taxi delante de la impresionante torre Burj Califa donde a pocos metros, Eme recorría los mas de 300 de su habitación.
- "Ahlan wa sahlan, bienvenida". El enlace de la sargento Ruiz era joven y menudo. La saludó discretamente antes de ofrecerle un té.
- ¿Qué tienes para mí?, dijo ella. Él alargó la mano y le dio un sobre en cuyo interior encontró fotografías de Eme y Pierre. Se les veía sonrientes, en actitud cariñosa. Parecía que disfrutaban de unas vacaciones en Dubái. Cristina Ruiz frunció el ceño. "No me sirve nada de esto. Salvo para comprobar que Eme está bien, no me aporta nada de valor como para levantar todo un entramado de prostitución!. ¿Sólo tienes esto?.
El enlace de Ruiz, quizá esperando su reacción, sacó otro sobre, esta vez con fotografías más valiosas. En ella, una mujer madura de enigmática belleza hablaba con alguien joven, de aspecto impecable, look mediterráneo. Desde el primer momento le resultó familiar aunque aparecía de espaldas y apenas se le identificaba medio perfil. Siguió pasando con calma las instantáneas, escrutando todos los detalles de cada una. No identificar a ese personaje masculino le estaba poniendo nerviosa. A la vez que peculiar, le parecía haberlo visto antes. Su cabeza escaneaba todas sus carpetas de archivos para dar con él. Aceleró el ritmo de visualización. Y ahí estaba! La foto en la que el personaje se distinguía más claramente, ofreciéndole la mano a la mujer, que parecía rusa, a modo de cierre de contrato.
- ¿Guille?. ¿El compañero de piso de Eme? ¿Qué hacía en Dubái y qué relación tenía con todo?

Se quedó fría, desconcertada, abrumada por ese descubrimiento. Necesitaba pensar sola y analizar de nuevo todo ese material. Se levantó y tendió la mano a su enlace. - Te dejo mis señas. Aquí me hospedaré 2 días. Volveremos a vernos. ʾilā l-lā, hasta luego.

Llegó a su hotel, se desnudó y tendió sobre la cama. Cerró los ojos y le vino la imagen de Sabela, desesperada por su amiga Eme. Recordó las instrucciones que como investigadora le había dado antes de iniciar la búsqueda: "No hables con nadie de momento. Confía sólo en los más cercanos a Eme, sobre todo en Guille. Él la conoce Eme y notará cualquier cosa rara que pueda ocurrir. Si Eme no logra contactar contigo por alguna razón, quizá lo haga con Guille".

2 comentarios:

  1. Este relato me tiene abducidaaaaa!!! Que buenas sois chicas!!

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  2. Este relato me tiene abducidaaaaa!!! Que buenas sois chicas!!

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