London Blogging Night

¡Hola!


El relato con el que inauguramos esta aventura se tituló London Bloggin Night y es una historia de amistad con todos los ingredientes de una novela de intriga: una desaparición misteriosa, un personaje siniestro, pasiones, miedos e incertidumbres. Puedes encontrar los 47 capítulos en el archivo.


Ahora iniciamos una Isla de Relatos (casi perversa) donde intentaremos contar historias que os evadan un rato, a la vez que os provoquen. Queremos que paséis un tiempo, sea el que sea, pero que sea memorable.



Patricia & Isabel


lunes, 8 de septiembre de 2014

Capítulo 38. Un giro inesperado

A punto de estallar. Así siente Eme su cabeza en aquella bella mañana, rodeada del lujo, ya habitual para ella, de su suite en Dubai. Cuando piensa en cuánto había deseado en el pasado llegar a disfrutar de lo mismo que ahora, le parece que lo ha ansiado otra persona en otra vida. Su impresión diaria es la de estar inmersa en una pesadilla continua. Un mal sueño envuelto de cosas caras que hoy acaba de dar un vuelco sorprendente.

No deja de darle vueltas a la escena donde todo empezó, a partir de la cual su vida dejó de ser la de siempre. Aquel apuesto y retador Stephen -en realidad, un títere- que le retó en un hotel famoso de Londres hace un millon de años. ¿De verdad comenzó esta "aventura" aquella noche? Todo aquel entramado y su mismo inicio, ¿precisamente le había tocado a ella, a pesar de todo el glamour que se respiraba en aquella fiesta? ¿Era ella la más distinguida e interesante de la reunión? No puede creerlo de ninguna de las maneras. Por eso Eme se tortura con una idea que se va montando en el engranaje de su cerebro, una sospecha lejana que implica tener la sensación de que, tal vez, quien pensó en embaucarla y llevarla "al huerto" es alguien que puede conocerla muy bien.
Eme desecha esa intuición con destinatario una y otra vez, quizás por demasiado absurda, enrevesada y, sobre todo, sumamente desconfiada. Entonces no tiene más remedio que volver a lidiar con el azar y con la confianza en su poder de atracción de otras personas y no en la doblez y traición de un amigo. Eme sonríe con amargura. "Ojalá no hubiese llamado la atención de nadie, ni nadie me hubiese deseado. Ojalá hubiese pasado desapercibida: no estaría metida entonces en esta trampa".

Lo único que embellece la trampa de Eme es la delicadeza y las atenciones que sigue brindándole el dubaití Mohammed Al Martum, y también la imagen persistente en sus retinas de una cruz de color azul en la ventana de resultados.
Azul como el cielo que ahora está mirando, azul como la tradición que otorga ese color a los varones recién nacidos. "¿Cómo he podido llegar a esto? -se pregunta la versión prisionera de Eme-. Yo siempre pongo medidas, y ahora, además, me obligan a tomarlas. ¿Que me ha pasado? Nunca me olvido, y no he tomado recientemente antibióticos por ninguna causa...". La versión libre de Eme le contesta que, tal vez, las drogas que le administran sus "carceleros" hayan inhibido los efectos de las pastillas. Y añade: "Debo reconocer que imaginar una vida creciendo en mi interior me da mariposas en el estómago, a pesar de todo".

¿De quien es este hijo? Del marchante francés que se ha vuelto a la capital británica o del jeque Al Martum? La segunda opción renueva, en las dos versiones de la joven, la sensación de libertad que experimentó unos días atrás. Y hace cábalas, cual tahúr de pacotilla, acerca de si es el destino o la casualidad el que le ha arrastrado hasta este momento.

Quienquiera que sea el causante desconoce que le ha regalado una inesperada felicidad. Ser madre, y fantasear con que la criatura tendrá rasgos arabes, se le antoja ahora la mejor de las suertes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario