London Blogging Night

¡Hola!


El relato con el que inauguramos esta aventura se tituló London Bloggin Night y es una historia de amistad con todos los ingredientes de una novela de intriga: una desaparición misteriosa, un personaje siniestro, pasiones, miedos e incertidumbres. Puedes encontrar los 47 capítulos en el archivo.


Ahora iniciamos una Isla de Relatos (casi perversa) donde intentaremos contar historias que os evadan un rato, a la vez que os provoquen. Queremos que paséis un tiempo, sea el que sea, pero que sea memorable.



Patricia & Isabel


lunes, 15 de diciembre de 2014

Capítulo 41: Verano del 86'

Todo lo que me rodeaba se iba amontonando sin la calma que te da el orden ni el sentido que tiene encajar piezas. Mi ánimo amanecía rociado de escarcha a pesar de los abrazos que Marcus pudiera haberme dado durante la noche. Hasta mis rutinas se convertían en caminos sin señalizar por los que deambulaba empujada por la inercia. ¿Cómo sobrellevar una vida cuando una parte de sus latidos no la bombea? Desde que empezó esta pesadilla de la desaparición de Eme habían envejecido hasta los muebles del piso que compartía con mi novio, hacía apenas un año. Me sentía como una Menina que mira el cuadro desde fuera, esperando que el pintor le de un sentido a su figura y la incluya armónicamente en la escena. La rentabilidad de lo trabajos en la agencia salía gracias al eco de un oficio más que al resultado de su propio beneficio. Por suerte a Marcus le iban bien las cosas y las cuentas las saldábamos con su mayoritaria aportación. Para alguien que se ha ganado hasta los cromos de picar en el patio de primaria no resultaba nada fácil sobrellevar este falso equilibrio, pero cada vez que intentaba buscar una medida compensatoria Marcus mencionaba la palabra 'compromiso' y se me quedaba la cara agradecidamente desencajada.

Por si fuera poca la pena, llegaría en unos días el cumpleaños de Eme y yo no sabía si reunir a unos cuantos zombies como yo para soplar las velas o llevar las velas a un santuario para rezar por ella. Era como elegir entre una comedia o un drama para pasar un domingo frío y lluvioso en un sofá que ni siquiera es el tuyo, con una manta que ni siquiera abriga y una compañía que ni siquiera te abraza.

En la organización de esta amañada fiesta me encontraba cuando recibí la visita de la madre de Eme, esa gélida figura artística cuyo arte por vestirse de falsos sentimientos era tan grande como su desinterés por desnudarlos.

_ Sabela, cielo, hace días que quería preguntarte sobre esa inspectora de policía que lleva la investigación. Esa tal Cristina...Fernández, González,..._ Ruiz, apostillé. _ ¡Como se llame!...¿crees que avanza algo? No deberíamos acudir a otras fuentes más....de...como se dice... altas esferas?
El vértigo que esas "altas esferas" me provocó sí que fue de altura! Pensar que la investigación podía irse al traste con un par de ideas malas de esa mujer, debió cambiar tanto el tono de mi tez normalmente maqueada, que ni con esas, porque rápidamente añadió: 'a no ser que tú consideres realmente que está avanzando en algo'. Dudé en ofrecerle un té o, directamente, un "te puedes ir por donde has venido", pero recordé que Cristina me dijo que esta adulterada madre era una de las personas con las que podía contactar Eme, desde donde quisiera que estuviera. Respiré como deben hacerlo las parturientas, profunda y acompasadamente, porque salieron las palabras de la misma forma natural:



_ Beatriz, tenemos un presunto implicado en la trama de secuestro de tu hija. No puedo darte detalles porque así me lo ha pedido la inspectora Cristina Ruiz, así que te suplico que no digas una sola palabra a nadie.

_ ¿Secuestro? ¿Pero por qué dices eso? Estoy convencida de que al final habrá sido un malentendido o una locura de las que Eme nos tiene acostumbrados. Estupefacta entendí que más convenía la ceguera de esa mujer que su clarividencia, así que con una forzada mueca cambié de conversación.

_ Beatriz, ¿recuerdas el verano que pasamos en Canarias cuando acabamos la secundaria?. Fuimos unas cuantas familias del colegio como regalo de fin de curso. ¿Te acuerdas de Guille?
_ Claro, ¿cómo no iba a acordarme? Ese chico tenía un comportamiento que inspiraba al mismísimo demonio! Intenté apartarle de Eme durante todo el verano, y como venganza, mi hija acabó compartiendo piso con él años después. Siempre ha sido una rebelde y ha ido en contra de cuanto le he dicho! No me extraña que ahora esté vagando por el mundo,...seguro que lo hará para fastidiar mis días de tranquilidad. ¿Y a qué viene ahora hablar de este chico? ¿No me dirás que se ha fugado con mi hija, verdad?
¡¡Cómo odiaba a esta señora!! Se podía ser más superficial, fría, antinatural? Qué clase de madre era? Conteniendo mi furia seguí con el interrogatorio.
_ ¿Tienes fotografías de aquel verano? La inspectora Ruiz me ha pedido información sobre los acontecimientos que compartimos con nuestros amigos cercanos y sin duda alguna ese verano cambió nuestras vidas.
_ Sí, Sabela, tienes razón. Lo que empezó siendo un gran programa acabó en drama sobre todo para este chico, ahora que recuerdo. Sus padres aparecieron amordazados y apaleados en su apartamento. Dijeron que se trataba de una red de traficantes del Este, verdad? Lo que no recuerdo es qué debieron robar o qué perseguían exactamente, porque esa familia era más bien sencilla...

Así fue. En el verano del 86 las noticias locales abrieron con el asalto a la casa de una familia de Cataluña que pasaba sus vacaciones en Canarias. No hubo víctimas pero sí grandes desperfectos, físicos y materiales. Un joven de unos 16 años alertó a la policía pasada la medianoche. Venía de una fiesta en la playa. Nadie supo entonces lo que Guille, ese joven de 16, sintió al ver que su ausencia en el hogar podía haber propiciado el fatal desenlace. Él estaba tras una joven manipuladora y sobradamente preparada, como rezaba entonces la publicidad de alguna marca. 

¿Cómo podía haber olvidado ese episodio? Estaba claro que Guille no debió olvidarlo tan fácilmente y que de alguna forma, podía tener que ver con su vinculación a las mafias. Lo que no entendía o acabada de ver, es la relación entre este hecho y Eme, pero seguro que nuestra amiga Cristina podría encontrarla.

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