London Blogging Night

¡Hola!


El relato con el que inauguramos esta aventura se tituló London Bloggin Night y es una historia de amistad con todos los ingredientes de una novela de intriga: una desaparición misteriosa, un personaje siniestro, pasiones, miedos e incertidumbres. Puedes encontrar los 47 capítulos en el archivo.


Ahora iniciamos una Isla de Relatos (casi perversa) donde intentaremos contar historias que os evadan un rato, a la vez que os provoquen. Queremos que paséis un tiempo, sea el que sea, pero que sea memorable.



Patricia & Isabel


martes, 3 de febrero de 2015

Capítulo 42: Una brillante esperanza

Este no es un día más de su particular síndrome de Estocolmo. Hoy el calendario le recuerda que 365 jornadas más se acumulan a sus espaldas, y le parece increíble cuánto ha cambiado su vida desde hace un solo año. Ayer, Al Martum le hizo el regalo de un placer desconocido, nunca vivido, le hizo sentir que se elevaba sobre todas las cosas y perdía el control de su cuerpo como nunca. Por momentos, se olvidó de su extraña realidad, de su embarazo e, incluso, de si misma.

Esta mañana es distinta. Hoy cambia una cifra en el número que representa su edad, lo que le invita a hacer recuento de daños y, sorprendentemente, también de alegrías; de amigos y de enemigos, de deseos y obligaciones. Mientras disfruta del sol de la mañana en la acogedora terraza de su habitación con espectaculares vistas, saborea un té dulce y verde y reflexiona. En un auténtico desorden, piensa en aquello que ha quedado atrás sin ella pretenderlo: su antigua vida, su trabajo, su familia, sus amigos... ¿Cómo estará Sab? ¿Y Guille? ¿Sufrirán por ella? ¿La estarán buscando? ¿Por qué no la encuentran? También se pregunta si de verdad desea que den con ella, puesto que a su prisión dorada ya no la siente como tal prisión... “¿Cómo puedo estar pensando lo que pienso? Esta no es mi vida. ¿Ya he descartado todo lo que soy, todo lo que me ha hecho ser yo, todo lo que me ha llevado hasta este punto?”

-Tengo que proponerte algo, cariño. ¿Te importa si te interrumpo? Al sonido de la voz del árabe, que oye a sus espaldas, Eme detiene el engranaje de sus cavilaciones y mira su taza de té. Depositada a su lado, una pequeña caja de terciopelo azul espera a ser abierta.
-Claro que no me importa, Mohamed. ¿Qué es esto? ¿Se debe a mi cumpleaños? No hacía falta, de veras. Ayer ya me hiciste un buenísimo regalo...-sonríe Eme con toda la picardía de que es capaz, mientras le guiña un ojo graciosamente.
-Este no es un regalo cualquiera, preciosa. Es un símbolo. Ábrelo.



Desde su posición dentro de la caja, una brillante y transparente gema de tamaño delicioso –ni demasiado grande para ser hortera, ni demasiado pequeña para no apreciarse en toda su gloria– , que está engastada en un delicado aro de oro, la mira. Eme abre una interrogación en su mirada. Al Martum suelta una de sus carcajadas contagiosas:
-No te sorprendas tanto, tesoro. La palabra “diamante” procede del vocablo “adémas”, que significa en griego antiguo “invencible” o “inalterable”. Así es mi amor por ti y así quiero que tú lo veas... ¿Te casarías conmigo?
Sin sangre en el rostro. Sin movimiento. Sin palabras. Así permanece Eme, como fuera del mundo, y, sin saber cómo, es capaz de hablar.
-Es el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho jamás. Y “además” llevo a tu hijo en mi vientre. Pero no sé qué responderte si no es hablándote claro. Sabes que no estamos juntos de una manera normal, que un día pagaste por mí, que no empecé a estar contigo por propia voluntad, sino por la de mis captores, esos individuos que me engañaron y me convirtieron, hace un año ya, en un objeto sexual de lujo para el mejor postor del momento. Tenía una vida antes de estar contigo e imagino que la gente que quiero me estará buscando. No puedo empezar nada que valga la pena sin saber nada de ellos y sin ser libre. Lo entiendes, ¿no es cierto? El árabe esperaba esa respuesta y, por ello, él también tiene una a punto.
-Cielo, me recuerdas lo que ya sé. Nuestra historia comenzó contra tu voluntad y se ha desarrollado como no esperábamos ni tú ni yo. No quiero tenerte en una jaula, por muy bella y fastuosa que sea: te devolveré tu libertad. Sé qué me preguntas con tus ojos, sé que no va a ser fácil, pero llegaré a un trato con quienes me cobraron por tenerte. Recuperarás tu vida y a los tuyos; de hecho, deseo conocerlos a todos. Y los han pretendido transformarte en un objeto pagarán por ello. Confía en mí. Soy poderoso, ¿te acuerdas? La esperanza abre sus puertas de par en par. Y la radiante y espléndida sonrisa de la mujer que escucha inunda de luz la estancia. Cual si fuera un diamante.

1 comentario:

  1. Placentera y amable.
    La historia abre interrogantes sobre las identidades y la feminidad que estimulan el interés por su desenlace.

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